
A lo largo de nuestras vidas hemos crecido escuchando un sin fin de versiones relacionadas con dioses, fantasmas, personajes mitológicos, apariciones, ruidos y demás cosas paranormales fuera del alcance de la realidad física a la que estamos acostumbrados.
Cada país, cada estado, cada ciudad, cada pueblo, cada rincón de este mundo cuenta con sus propias leyendas que en ocasiones llegan a distinguirlos de otros lugares del mundo.
Las leyendas son narraciones de acontecimientos fantásticos, que se consideran como parte de la historia de una colectividad o lugar, y Mexicali no se queda atrás al contar con sus propios relatos.
Leyendas que causan temor
La carretera Héctor Terán Terán es una de las víctimas de tales historias, ya que Mauro López relata que llegando al final de la misma se puede observar a un señor con dos niñas caminar sin rumbo, y desaparecen si te detienes a ayudar. Al parecer, dichos espíritus fueron asesinados en ese lugar, por lo que Mauro piensa que sus almas penan en busca de llegar a su destino; este relato es muy similar a todas las leyendas de carretera que más de una vez hemos escuchado.
Otra de las leyendas características de Mexicali es el piano de la escuela Miguel Alemán, en el que a altas horas de la madrugada puede escucharse cómo si alguien tocara una bella melodía. Aún cuando se cree que es la mano que perdió una antigua maestra de música de dicho lugar y que no se sale vivo al entrar a media canción a la habitación, un grupo de jóvenes preparatorianos que entraron de contrabando comentaron no haber escuchado nada en las poco más de dos horas que estuvieron en el lugar.
En el seminario diocesano, ubicado en la avenida Madero, se cuenta la leyenda del famoso seminarista sin cabeza, el cual se suicidó tiempo atrás y aparece rondando por los pasillos cada que ingresa un nuevo inquilino sin ganas de estar ahí. Benjamín –seminarista- dice nunca haber visto a este personaje, pero aunque cerca de 30 de sus compañeros y maestros coinciden en la veracidad de dicha leyenda, él piensa que solo fue inventada para dar una calurosa bienvenida a los nuevos seminaristas.
Las albercas del Parque Francisco Zarco –frente a Plaza Cachanilla- fueron construidas sobre varias de las tumbas antiguas del cementerio de al lado; Norma Mojica relata que un niño se ahogó sin poder ser rescatado siquiera por le salvavidas. Dicha historia causó tal revuelo, que se ha convertido en una leyenda, la cual cuenta que fueron los muertos quienes jalaron al niño para que no pudiera ser rescatado: esto como protesta del allanamiento de sus tumbas.
Otras no tan de miedo
No todo es ultratumba en las leyendas mexicalenses, y tal es el caso del camino para llegar al Cañón de Guadalupe, que años atrás era temido por la cantidad de historias existentes de gente que se perdía a medio camino y nunca encontraban el regreso. Ricardo –actual mesero- comentó que se aventuró con sus amigos de la escuela, hace cinco años, en dirección al cañón de Guadalupe: “yo tenía miedo pero aún así me fui a divertir”; dijo haber llegado sin ninguna dificultad, pero que le camino estaba repleto de señalamientos para no perderse.
Y también de traficantes se cuenta, ya que se dice que el cementerio del Jardín de la Esperanza es punto de trueque de mercancía, por ser un lugar que no se visita de noche y que además cuenta con caminos internos que favorecen a no ser vistos por nadie. Más de una persona confesó haber sido perseguida al acudir a este lugar a altas horas de la madrugada; cierto o no, la ironía es que las leyendas de muertos en este lugar quedan de lado para cuidarte de las leyendas de los vivos.
Y a quién no le tocó escuchar el sin fin de leyendas de las agujas de SIDA, las cuales se encontraban en teléfonos públicos y te pinchaban para contraer dicho virus; Sergio relata que una vez fue pinchado en el teléfono del antro La Falla, pero no contrajo el virus.
Todo esta basado en leyendas urbanas y la mayoría de ellas, como ya lo hemos dicho, son sobrenaturales; la población desconoce mitos como el de La Isla de la Vírgenes, Cuiajib el Guerrero, Las Sirenas del Pacífico – por mencionar algunos- que forman parte de la historia de nuestra región.
La mujer que pide aventón en la rumorosa, el salón de baile de la carretera san Felipe, la casa de piedra, la niña de la Industrial, y demás historias, no son las únicas leyendas con las que Mexicali cuenta, pero si las más conocidas por sus habitantes.
Los cachanillas ven a las leyendas como historias aptas para contar en la reunión de amigos y divertirse un rato, o como relatos comunes que la gente le cuenta; no ven más allá de la realidad para darse cuenta que las leyendas van marcando rasgos muy importantes de nuestra cultura regional.
Hay quienes aseguran que todo es producto de la imaginación; otros aseguran que son inventos que la gente hace para tener algo de que platicar; algunos aseguran que es imposible que eso suceda. Pero lo que importa es que estas historias recorren la mayoría de la población e inconscientemente llegan a creerse por la mayoría de estos.
Historias que se repiten, aún cuando en cada lugar ocurre con personas diferentes y en lugares diferentes; relatos distorsionados de boca en boca, evolucionando poco a poco hasta convertirse en leyendas propias de cada lugar.
Cada país, cada estado, cada ciudad, cada pueblo, cada rincón de este mundo cuenta con sus propias leyendas que en ocasiones llegan a distinguirlos de otros lugares del mundo.
Las leyendas son narraciones de acontecimientos fantásticos, que se consideran como parte de la historia de una colectividad o lugar, y Mexicali no se queda atrás al contar con sus propios relatos.
Leyendas que causan temor

Otra de las leyendas características de Mexicali es el piano de la escuela Miguel Alemán, en el que a altas horas de la madrugada puede escucharse cómo si alguien tocara una bella melodía. Aún cuando se cree que es la mano que perdió una antigua maestra de música de dicho lugar y que no se sale vivo al entrar a media canción a la habitación, un grupo de jóvenes preparatorianos que entraron de contrabando comentaron no haber escuchado nada en las poco más de dos horas que estuvieron en el lugar.
En el seminario diocesano, ubicado en la avenida Madero, se cuenta la leyenda del famoso seminarista sin cabeza, el cual se suicidó tiempo atrás y aparece rondando por los pasillos cada que ingresa un nuevo inquilino sin ganas de estar ahí. Benjamín –seminarista- dice nunca haber visto a este personaje, pero aunque cerca de 30 de sus compañeros y maestros coinciden en la veracidad de dicha leyenda, él piensa que solo fue inventada para dar una calurosa bienvenida a los nuevos seminaristas.
Las albercas del Parque Francisco Zarco –frente a Plaza Cachanilla- fueron construidas sobre varias de las tumbas antiguas del cementerio de al lado; Norma Mojica relata que un niño se ahogó sin poder ser rescatado siquiera por le salvavidas. Dicha historia causó tal revuelo, que se ha convertido en una leyenda, la cual cuenta que fueron los muertos quienes jalaron al niño para que no pudiera ser rescatado: esto como protesta del allanamiento de sus tumbas.
Otras no tan de miedo
No todo es ultratumba en las leyendas mexicalenses, y tal es el caso del camino para llegar al Cañón de Guadalupe, que años atrás era temido por la cantidad de historias existentes de gente que se perdía a medio camino y nunca encontraban el regreso. Ricardo –actual mesero- comentó que se aventuró con sus amigos de la escuela, hace cinco años, en dirección al cañón de Guadalupe: “yo tenía miedo pero aún así me fui a divertir”; dijo haber llegado sin ninguna dificultad, pero que le camino estaba repleto de señalamientos para no perderse.

Y a quién no le tocó escuchar el sin fin de leyendas de las agujas de SIDA, las cuales se encontraban en teléfonos públicos y te pinchaban para contraer dicho virus; Sergio relata que una vez fue pinchado en el teléfono del antro La Falla, pero no contrajo el virus.
Todo esta basado en leyendas urbanas y la mayoría de ellas, como ya lo hemos dicho, son sobrenaturales; la población desconoce mitos como el de La Isla de la Vírgenes, Cuiajib el Guerrero, Las Sirenas del Pacífico – por mencionar algunos- que forman parte de la historia de nuestra región.
La mujer que pide aventón en la rumorosa, el salón de baile de la carretera san Felipe, la casa de piedra, la niña de la Industrial, y demás historias, no son las únicas leyendas con las que Mexicali cuenta, pero si las más conocidas por sus habitantes.
Los cachanillas ven a las leyendas como historias aptas para contar en la reunión de amigos y divertirse un rato, o como relatos comunes que la gente le cuenta; no ven más allá de la realidad para darse cuenta que las leyendas van marcando rasgos muy importantes de nuestra cultura regional.
Hay quienes aseguran que todo es producto de la imaginación; otros aseguran que son inventos que la gente hace para tener algo de que platicar; algunos aseguran que es imposible que eso suceda. Pero lo que importa es que estas historias recorren la mayoría de la población e inconscientemente llegan a creerse por la mayoría de estos.
Historias que se repiten, aún cuando en cada lugar ocurre con personas diferentes y en lugares diferentes; relatos distorsionados de boca en boca, evolucionando poco a poco hasta convertirse en leyendas propias de cada lugar.
1 comentarios:
también está lo de lo OVNIs en la rumo, dicen que en las noches se ven luces extrañas a menudo D:!!
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