Una de las experiencias atemorizantes que no son parte del Macabro Film Festival al que estoy asistiendo en la Ciudad de México fue rentar mi primer #Airbnb, que es como el Uber de las viviendas. Si alguna vez llegaron a dudar si podían confiar en chóferes como Uber, pues acá uno piensa más o menos lo mismo, pero con más riesgo ¿que tal que me dan gato por liebre? Como en el McDonalds o Instagram, que todo se ve más bonito que en la vida real. ¿Qué rollo con los roomies, las reglas, la ubicación?

Al seleccionar bien el lugar y el precio ($160 la noche en Centro Histórico, superduperbien) con la duda de que es demasiado bueno, ya hasta tenía hoteles de reserva, pero al llegar al lugar, todo mundo fue muy amistoso, respetuoso de los espacios y cosas de los demás y la señora que es la dueña de la casa habitación siempre fue muy atenta. Hoy le pregunté si a ella no le daba miedo recibir a gente extraña. Sucede que ella se dedica a las bienes raíces, está algo acostumbrada a "mover habitaciones" y en general que a ella también le ha ido muy bien "encomendándose a la virgencita" y por que al final la confianza que se establece debe de hacerse mútua, ya que puede llegar cualquiera a tu casa. La decisión la toma ella al recibir una oferta por x días y ella aceptarla, incluso uno como huésped habiendo pagando de antemano la cantidad, que por cierto daba 10% de descuento por una semana y 20% por dos, mejor aún.

Haz de cuenta que agarras una de las habitaciones desocupadas de tu casa, y ganas $ por noche, para que se quede alguien a dormir ahí. En este caso son 5 habitaciones dobles, somos ahora 3 personas más la dueña que duerme en el segundo piso, y con una rápida rotación por la conveniencia del lugar. No estamos casi nunca en la casa, pero tiene lo básico: cocina, baño, regadera y sala de estar. Acá en el Centro Histórico todo es pequeño, usan artículos amontonados y compactos, y viven en pequeños pisos tras compuertas de vecindario, por lo que es aún más seguro.

Vienen personas de todos perfiles, edades y trabajos. Ahora hay una estudiante de UVM, un empleado de seguridad que nunca está (parece que trabaja las 24h) y yo que soy el "fiestero" que llega tarde jejeje, ¡cuando llego ya está todo apagado! Ni modo. Como no es habitación privada pues no hay fiesta aqui, pero pues con mis amigos de por acá si se puede, o igual puedo no llegar un dia y no hay problema.

Si no eres una persona muy flexible con cositas como las cobijas, las dinámicas de entrada y salida de otros, compartir un baño y cocina, ganarte la confianza de gente desconocida (por que la verdad que dependen tus cosas de ellos, que las respeten), o eres muy quisquilloso hasta con los hoteles, Airbnb no es para ti a menos que rentes toda una casa, pero aun así hay reglas que tienes que obedecer, y de todas maneras vas a usar cosas de otras personas (no es como que el propietario le va a comprar toallas a cada persona que llega).

Fuera de eso, es mucho mejor que un hostal y hasta más barato, por que aunque llegaras a compartir la habitación como yo lo hago, tienes tu privacidad cuando todos se van como yo ahora haciendo home office. No se siente uno en un corral de camas presionado por salir como en el hostal. "La casa es toda tuya".

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