Caminaba tranquilo, leía un mensaje de texto que hablaba de cosas que no les importan, algo distraído, pero no lo suficiente como para así de reojo no darme cuenta de que el guardia del estacionamiento en la plaza Carranza, con un gorro al estilo Van Damme en el último legionario, se me acercaba en trayectoria diagonal intercalando los carros, como cualquier carnívoro en la sabana africana sobre cualquier presa en turno. Valió queso, pensé, se me hace que no traigo para recompensar la protección que seguramente tan eficazmente me brindó este hombre y tendrá que conformarse con un gracias, buenas tardes. Un estornudo me traicionó, eso fue lo que jaló el gatillo del rifle que ya me tenía en la mira. Con los cambios de clima luego luego se vienen las alergias y la gripa ¿verdad? Hay que tener mucho cuidado con eso, hay que cuidarse, me comentaba con una sonrisa el señor guardia, sí, le dije, para qué quiere uno ponerse a las patadas con la gripa si siempre termina encamado. Déjeme ver si traigo dinero en el carro para darle, continué, pero como si no me hubiera escuchado, comenzó a platicarme de su hija que llevó al doctor porque la influenza anda muy dura, que es muy peligrosa y que anda matando gente porque no se atiende a tiempo. Me dijo que hay que estar pendiente de todo lo que pasa en el mundo, que hay que conducirse con bien porque hay mucha maldad entre los hombres, que las cosas que están sucediendo se encuentran en la Biblia, Dios dijo que todo esto pasaría. ¿Tú crees en las profecías, las de la Biblia? Me preguntó con ojos entrecerrados,híjole, pues la verdad no les hago mucho caso, para qué le voy a echar mentiras, dicha mi confesión, inició la predicación. Me habló sobre Isaías, sobre Abraham, sobre los filipenses, tesalonicenses, las cartas de Pablo, la Creación, el diluvio y el regreso del Cordero en los últimos días del mundo, de cómo Jesús debe ser el ejemplo para nuestras vidas, de la compasión, del amor al prójimo, de lo bonito que es la vida cuando se es bueno, que está mal adorar al dinero y querer satisfacerse con deseos materiales, esos nunca llenan, me dice, sólo hacen el hoyo más grande, si eres santo y tienes a Dios, entonces tienes todo, recuerda que Dios recompensa pero también castiga, le digo a mi esposa: mija, hay que hacer unos frijolitos y arroz para dárselo a la gente pobre de aquí de la colonia, no te preocupes, Dios nos va a regresar mucho más. No sé si se pueda dar cuenta por lo que escribo, pero no era precisamente un diálogo lo que estábamos teniendo, era un autentico sermón como ya no se ven en estos días y yo no sabía qué hacer para detenerlo, llevaba quince minutos escuchándolo y catorce minutos queriéndome subir al carro e irme. Resulta que había estudiado teología y como sea que se llame lo que estudian los que quieren convertirse en pastores evangélicos. Era un profesional. ¿Ya aceptaste a Jesús en tu corazón? Ni siquiera me da oportunidad de responder, otra vez, cuando continúa, debes de hacerlo, me dice, pídele perdón, mucha gente le pide perdón a los hombres pero a quien hay que pedirle perdón es a Dios, puedo sentir, porque siento la vibra de las personas, que eres bueno, pero los hombres buenos también se van al infierno porque no creen, y eso es lo malo, que mucha gente se está yendo al infierno porque no le pide perdón a Dios. Ahorita que te subas al carro, te abrochas el cinturón, y antes de arrancar, ora, di: Jesús, perdona mis pecados, quiero que entres a mi corazón. Él te va a perdonar y a partir de ese momento serás salvo. Muchas gracias y buenas tardes mientras le daba un dólar, Dios te bendiga, me dijo, un saludo de manos, un par de sonrisas cordiales, yo me subí al carro y el corrió para alcanzar a una familia llena de bolsas con mandado. Epílogo: Podremos y podemos decir cuanta cosa se nos ocurra sobre lo que creemos y lo que pensamos, jamás se me ocurrió razonar con él o tratar de hacerle entender lo que sea que yo crea o no crea, le podemos cuestionar muchas cosas, aceptar sus virtudes y censurar creencias a nuestro parecer arcaicas. No es mi intención hacerlo ni elaborar alguna crítica al respecto. Quizá no tendré su fe, tal vez no comparta del todo lo que dijo, pero ya quisiéramos muchos tener la mitad de convicción que este guardia de estacionamiento, teólogo, predicador, tiene para defender y seguir sus ideales. Le deseo una vida feliz, apóstol de la plaza Carranza.
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2 comentarios:
o sea ke aparte de retenerte 15 mins con su sermón todavía se llevó un dolar?
pwned
owned... big time
jaja
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