Natalia Lafourcade se presentó el pasado 26 de septiembre en el Jessie James, ubicado en la Zona Hotelera de Mexicali, para presentarle al público cachanilla su nuevo material discográfico titulado Hu Hu Hu.
Mexicali tenía ya un tiempo de contar con la ausencia de esta carismática joven, y esta vez pudimos disfrutar de cerca de 90 minutos de baladas melancólicas. Y digo melancólicas porque en más de una ocasión la cantante le dijo a su público que su próxima canción había sido inspirada en su tristeza.
Natalia dio la rueda de prensa en el Slow Down Café a las 10 pm y enseguida se dirigió al lugar para prepararse para el concierto, el cual inició a las 11:42 y concluyó a la 1:10 de la madrugada.
Aunque la cita era en el Ultra, algunos problemas de organización obligaron al “staff” del evento a pasarse al Jessie James, ya que el otro lugar no quedó listo para el recital. Por consecuencia, el concierto se deleitó en un lugar poco elegante, sin aire acondicionado y con un improvisado escenario que no permitía una buena vista.
Y aún cuando la chica posee una dulce y melodiosa voz, y de hacer alarde de sus dotes musicales con guitarra en mano y una participación en el teclado, el público del lugar –casi lleno- se mostró tranquilo en todo momento, salvo por una eufórica chica que gritó ser “ídolo de Natalia”, soltando algunas risas en los asistentes.
Faltaron algunas de las viejas canciones, como “Busca un problema”, “Te quiero dar”, “Ser humano”, “Mírame, mírate”; la más coreada de la noche fue “Un pato” y la más pedida “En el 2000”, misma con la que culminó la velada.
Tal vez con un mejor acondicionamiento del lugar el concierto hubiera sido perfecto y los 200 pesos -230 en taquilla- del boleto habrían valido cada peso gastado. Pero bueno, por suerte esta pequeñita mujer posee un tan agradable talento que por momentos el incómodo calor quedó de lado.
Mexicali tenía ya un tiempo de contar con la ausencia de esta carismática joven, y esta vez pudimos disfrutar de cerca de 90 minutos de baladas melancólicas. Y digo melancólicas porque en más de una ocasión la cantante le dijo a su público que su próxima canción había sido inspirada en su tristeza.
Natalia dio la rueda de prensa en el Slow Down Café a las 10 pm y enseguida se dirigió al lugar para prepararse para el concierto, el cual inició a las 11:42 y concluyó a la 1:10 de la madrugada.
Aunque la cita era en el Ultra, algunos problemas de organización obligaron al “staff” del evento a pasarse al Jessie James, ya que el otro lugar no quedó listo para el recital. Por consecuencia, el concierto se deleitó en un lugar poco elegante, sin aire acondicionado y con un improvisado escenario que no permitía una buena vista.
Y aún cuando la chica posee una dulce y melodiosa voz, y de hacer alarde de sus dotes musicales con guitarra en mano y una participación en el teclado, el público del lugar –casi lleno- se mostró tranquilo en todo momento, salvo por una eufórica chica que gritó ser “ídolo de Natalia”, soltando algunas risas en los asistentes.
Faltaron algunas de las viejas canciones, como “Busca un problema”, “Te quiero dar”, “Ser humano”, “Mírame, mírate”; la más coreada de la noche fue “Un pato” y la más pedida “En el 2000”, misma con la que culminó la velada.
Tal vez con un mejor acondicionamiento del lugar el concierto hubiera sido perfecto y los 200 pesos -230 en taquilla- del boleto habrían valido cada peso gastado. Pero bueno, por suerte esta pequeñita mujer posee un tan agradable talento que por momentos el incómodo calor quedó de lado.
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