8va columna de Sunshine II para la Voz de la Frontera, cortesía para este blog. Puedes descargar este artículo en PDF aquí.
Resulta muy común que la gente tienda a marcar una línea divisoria entre la cerveza y el vino, casi una frontera que requiere de permiso para cruzarse y que, como toda frontera, eventualmente genera fricciones. Los “hop heads (cabezas de lúpulo) de un lado y los “Grape Heads (cabezas de uva)” de otro pelándose los dientes. Quienes están de un lado voltean hacia el lado opuesto en actitud peyorativa que esconde una sorda lucha por la posesión de la verdad única…como si ésta existiera.
Resulta patético ver como algunas personas encuentran en la cerveza o en el vino una cárcel, más que un campo abierto al placer y a la convivencia humana, sin darse cuenta de que entre
ambas bebidas hay más semejanzas que diferencias y sin reparar en el hecho de que ambas finalmente nos transportan al mismo lugar, sólo que por diferentes rutas.
Entre la cerveza y el vino existen más coincidencias que diferencias. Los vinos se hacer a base de uva (en raras ocasiones se usan otras frutas), en tanto que las cervezas se hacen con
base en granos, generalmente cebada. El proceso de fabricación es la fermentación y frecuentemente comparten productos naturales que les dan a ambos su aroma y su gusto. Si se destila vino se obtiene brandy, y si se destila cerveza se produce whisky.
Existen vinos y cervezas para diferentes ocasiones, para diferentes estados de ánimo y para diferentes propósitos.
Algunos beben para quitarse la sed y refrescarse, otros beben para tomar fuerzas y proseguir con sus labores, otros por placer, otros para acompañar sus comidas, o para atreverse a socializar
o acercarse a la persona que le gusta, y otros beben simplemente para emborracharse y olvidarse de la Secretaría de Hacienda y demás penurias de este mundo falaz y traicionero.
Para cada necesidad específica existe un tipo de cerveza y un tipo de vino que encaja perfectamente en el logro del fin buscado.
Llegar a un restaurante y pedir “una cerveza” equivale a pedirle al mesero “un plato de comida”, o “un vino”. Por lo menos debemos orientar mínimamente al mesero diciéndole qué nos
apetece en ese momento ¿Queremos carne, mariscos, vegetales?¿vino blanco o rojo?¿cerveza obscura o clara? Aun con las limitadas opciones que tenemos en Mexicali (en lo que a
cervezas se refiere) esto es posible.
Me permitiré en este escrito echar mano de la “Guía de la cerveza para los amantes del Vino” que el escritor inglés y original Cazador de Cervezas Michael Jackson (nada qué ver con el célebre cantautor recientemente fallecido) nos proporciona en una de sus múltiples aportaciones literarias:
“Usted es amante del vino, pero en ocasiones toma una cerveza. De acuerdo con el vino que prefiere, he aquí la cerveza que le puede gustar. No tiene el mismo sabor del vino (usted quería una cerveza), pero estará de acuerdo con su paladar.
- Blanco seco: una auténtica Pilsen lupulizada.
- Gewürztraminer: una lagen estilo Viena, picante, o una lager más oscura tipo Munich.
- Champaña: una cerveza de trigo.
- Blush Zinfandel o Champaña rosada: una Framboise (cerveza de frambueza).
- Cavernet Sauvignon: una Ale afrutada estilo inglés, o una IPA (India Pale Ale) americana de roble.
- Pinot Noir: una Ale escocesa o belga.
- Fino: una cerveza lambic.
- Amontillado: una Porter o una Stout seca.
- Oporto: una Ale oscura trapense con un cierto tiempo de envejecimiento en la botella.”
Por Sunshine II
Sunshine II es comunicólogo, publicista, rockero y amante de la cerveza de toda la vida. ¿Algún comentario? Escríbele a javier@doblearticulacion.com
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