Nada, chaviza, a que no saben qué, les paso este parrafito de un texto corto que escribí para la revista Diez4. Van a decir que qué koolaid de mi parte publicarles algo para que vayan a otro lado a leerlo, pero así soy yo de vaquetón, qué le vamos a hacer.
Parece ser que Juan Pablo II, el Papa viajero, no ha perdido ni con la muerte su vocación de Apóstol peregrino. Una pequeña cápsula con su sangre, junto con algunas pertenencias impregnadas seguramente con el halo divino del beato, lograron un viaje transatlántico para ser exhibidas en selectas ciudades de la república para éxtasis de los fieles católicos, quienes le pedirán cualquier tipo favores a cambio de promesas a cumplir, donde destacan algunas como no volver a emborracharse o dejar de golpear a la pareja, muy cristiano todo. A mí, en lo personal, me gustaría un dinosaurio de mascota, aunque quizá, conociéndome, me voy por lo seguro y pido la paz mundial. Un verdadero clásico.
Píquenle aquí o al título de la entrada para ver el texto entero, o hagan lo que quieran que nadie es nadie para decirles qué hacer. faltaba más.
*Bonus track.
Y para que vean que pienso en ustedes y no sólo en mí y mis publicaciones en otros lados, aquí les dejo este video que va un poco con el tema. Nada más para que se peguen un tiro.

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